El Protocolo y lo Ambiguo.

A medida que pasan los años, y veo el desarrollo de mis pares, más me sorprendo del fenómeno conductual de ciertos círculos, muy amigos de las buenas costumbres, el protocolo y los buenos modales. Y es que existen grupos humanos (fenotipos bastante predecibles) que confunden conceptos trascendentales, errando de manera preocupante. Entonces empiezan a creer que el envejecer (y ojo, no es lo mismo que madurar o crecer) implica una seudo buena educación, entendida como censura de las palabras feas, muy limitante en la manera de abordar las duras (pero fascinantes) verdades. Asi, los prejuiciados "planos o convencionales" se desarrollan a destajo, escudados en estas claves sociales, llevando una vida muy decorada (por no decir recargada) de cosas bonitas y buenas impresiones. Y cuando les toca mojarse el potito (es aquí cuando más se les nota su naturaleza), se niegan a dar nombres o a apuntar con el dedo, sin entender que son los ejemplos (si se que es feo andar soltando nombres gratuitamente) son los que le dan vida a los concepto. Y cuando se excusan, se valen de uno de los fraseos mas nefastos del lenguaje (junto con "¿Viste?, te dije...") que es: "Se cuenta el milagro pero no el Santo". Y a mi qué me importan los milagros, si los personajes medidos y comportados no sueltan nombre de Santo alguno. En fin, hablo de los hijos del Protocolo y lo Ambiguo, de los deplorables personajes que se enorgullecen de ser comunes y corrientes, que no conocen las inquietudes intelectuales, y leen, oyen o hacen lo que los convencionalismos autoritarios les dictan, sin sentir la necesidad alguna de buscar caminos o intereses por sí mismos. No tienen idea de lo que son o a donde van, pero qué va, no les interesa averiguarlo. Total, están tranquilos en la comodidad que sus estructuradas personalidades les otorgan, y si su pareja es bonita, su auto caro y su casa grande, el resto les es trivial, rebuscado y ridículo. Les hablo de esos "términomedio" que jamás quedan mal con nadie, entonces nadie sabe que clase de valores tienen o que piensan (¿piensan?), que pueden pegarse un dia entero sobre su autito caro, oyendo comerciales de la radio agricultura sin molestarse o animarse a cambiar la estación de radio, que tienen los mismos 6 amigos desde que saben que es ser un amigo y no se molestan en oír los aportes de los pares, puesto apenas los conocen. Total son los mismos 6 amigos los compañeros de Colegio, Universidad, Liga, socios también de algun Club Socio-Deportivo, vecinos en el lugar de veraneo, etc. Les hablo de esos personajes que en su fuero interno son profundamente castigadores con lo que se salga de su escueto margen de tolerancia, que van a misa todos los Domingos, que sienten culpa si son sexualmente activos y no son casados. Esos parásitos intelectuales -orgullosos de su mediocridad al respecto- ajenos al estilo, acomplejados si no pueden llevar a cabo la vida que ellos entienden por exitosa. Estos son los Tibios, palabra que los define y acota de manera bastante exacta. Y cuando los Tibios se escandalizan porque una mujer ha hecho algo que ellos no aprueben o incluso haya dicho un garabato pienso en cómo me emputecen estos Tibios, y lo hasta el pico que estoy de no decírselos.