lunes, septiembre 26, 2005


EL CONDE DE LA PERRERA

Becerro es un artista bizarro. Recientemente asistí a una inaguración de una "muestra" en su palacete (¿o parodia del Museo de Historia Natural?), bajo el título de "Antuco, la guerra de los monos". En su decadencia intelectual, era de esperarse que eligiera un tema sensible, un enganche mediático. Pero a su palacio ya no asisten ni los medios. Podríamos invertir varias páginas, con argumentos muy bien fundados, destruyendo a nuestra presa. No sería dificil, su arte es lo más lejano a tal, y sus conceptos, torpes, confusos e inconsecuentes. Sin embargo, evitando caer en la misma obviedad de nuestro entonces comensal, me atengo puntualmente a mi experiencia en su castillito, puesto que ésta es, en cierta medida, un buen referente de lo que éste artistoide, su obra y discípulos (asi les llama)representan.
Como sea, partí, par de semanas atrás, a la inauguración de dicha muestra, que era algo asi como una ¿colectiva? de varios artistas. Para qué maldecir lo que eran obras, contexto, justificación y montaje, para qué. Hágase una idea lector(a), proyéctese en un buen local para hacer fiestas, pero con pretenciones de "Centro Experimental de Arte", codeándose con todo fracasado, soberbio ignorante y niño idealista (de la obra del Conde y de los neoconceptos respecto a las disciplinas como el arte), que pueda usted reunir en una misma velada. Imagine que aqui la intención no existe, y que los muñecos (no supe si el tópico "Antuco" era una parodia, una cita respetuosa o un caprichoso alcance), tirados indiferentemente sobre yeso, plumavit y condones, inapreciables en su desorden, protagonizan una vorágine de plástico, plush, ridiculez y suciedad. Reparo, apelando a su humor de lector(a), en un ¿artista? que firmaba como "Michael" (cuyo seudónimo enfatizaba su auto-convencimiento de ser el Miguel Angel del siglo XXI),y quién había montado en el aire unos dinosaurios alados, y sobre el más grande, un jinetillo, que llevaba en su mano una cabeza decapitada, aparentemente robada de la casa embrujada de Walt Disney. Créame, una imagen bastante aterradora. Espero tanta información le aterricen a usted lector, y entonces no busque usted asomo alguno de coherencia, estética o buen gusto: el Conde simula renegar todo concepto que sabe no podrá satisfacer de la manera convencional.
Pienso que no os será dificil imaginar el prototipo de muñecos que combatían a mis pies: barbies o muñecas de plástico duro (de esas al pormayor) armadas sobre condones inflados, lámparas alógenas forradas con goma eva atacando a Juan Carlos Bodoque, cuerpos de muñecas decapitados, intervenidos con cabezas o extremidades de perros, más condones.
Nunca entendí si se trataba de la colección de juguetes del Divino Anticristo, de un recurso desesperado de Becerro por ser captado, aunque sea como nota sarcástica, por los medios, o uno de los primeros capítulos de Seinfield. No entendí tampoco, el panfleto que el Comensal me dio al reparar en mi desconcierto, (el cual carecía tanto de coherencia como de buena ortografía). Mas incomprensible aun fue su explicación (muy mal argumentada y autocontradictoria) al respecto.
Presuma usted lo presumible: El Conde, tartamudeando entre explicación y explicación que pretendía dar, optó por hacer de galán, jurando yo era una mujer especial (creame, no lo soy), y rogando le pose para su proyecto de Calendario para Agosto del 2007.Ante los rumores de que el personaje aplicaba la taxidermia (debemos denunciar que chacrea bastante el arte balsámico) con todo modelo, decidí huir. Y a la salida, Becerro insitía en que me quede para después, para hacer una fiesta privada en su Castillo, y yo más insitente aún en mi partida. Y mientras me alejaba del local seguía confundida respecto a los ejes o sicología de lo recientemente visto. Imposibilitada de definir si tanto muñeco me había dado risa, pena o rabia, sólo me quedaba claro que era una situación, si bien no enfadante, perturbadora. Y desde el techo,los canes del Conde, guardianes del palacio, ladraban. Y yo todavía sin saber si a este Sr. Becerro le encantaban o le cargaban los perros.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

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10:31 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Como me dijo un amigo una vez, respcto a este Sr. Becerro: "psicoperro perturbado con aires de artista"
La trabalenguas

11:47 a. m.  
Blogger cocaine said...

Acabo de leer en El Mercurio de hoy dia jueves, dateada por mi colega, la lengua española, un artículo en la Actividad Cultural donde se halaga la exposicion comentada. Se le plantea como un bonito gesto hacia el desastre de Antuco, y se le compara, pretenciosa y enfadantemente con los fusilamintos de Goya y Guernica, de Picasso. Honestamente, no se si esta Srta.Elisa Cárdenas (autora de tamaña apocalipsis periodística)creyó que ella iba a ser Miss Mayo o simplemente no fue a la exposición.

9:40 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Comentarios suprimidos son exclusivamente publicidad e impersonalidades.
La Dirección

5:02 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Si, yo también fuí a la comentada exposicición y tampoco fue de mi agrado, mis amigos dicen que suelo ser algo odioso y es por eso que he decidido hacer un estudio de mi propio ser y transformame en un positivista (ojo, sin ser un neotolerante)asi que en vez de pisotear la Expo Becerrica daré un humilde tip al "Maestro" para ver si en una futura rotación de la muestra por otros museos de arte logre alcanzar un nivel de dignidad. Aquí voy :
seria sumamente interesante hacer una selección de muñecos, yo escogería los mas pequeños y mas parecidos entre si para aludir a la uniformidad dela milicia, luego escogeria a los perros mas grandes y ojalá con un pelaje no muy frondoso. Los muñecos irian en el vientre de dichos animales, estos no se dejarian ver hasta que un dispositivo abriria el vientre de los perros y caerian estos muñecos.
También cambiaria el nombre a la muestra por el de
"El Perro de Troya".

Un Taxidermista - Titirilengua

6:32 p. m.  

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