LO QUE ARDE ES LA ALAMEDA
El cobre mantiene su alcanzado precio histórico, y las arcas fiscales, por consecuencia, siguen engordando como niño gringo. Nuestro Chile (guardando claro, algunas proporciones) se aleja de su humildad sudaca de antaño, entrando (con mas patas que araña) a una nueva categoría de nación: la de País Asomado o País Nuevo Rico. Y como tanta aspiración delata complejo, el nuevo Chile arribista y rico, puede darse el lujo ( o cree poder hacerlo) de reparar en alguna que otra sofisticación estética: es así como sospechamos, acabó la vida del infame, emblemático, paradójico y particularmente feo Edificio Diego Portales.
No hay que ser tan mal intencionado ni desconfiado para encontrar que el reciente incendio consta de detalles dignos de sospecha. Los medios muestran imágenes de una vorágine ignea que evoca la caída de las Torres Gemelas, y al parecer, los unicos realmente preocupados son los ahumados vecinos. Intendenta, Ministro, Fiscales y Bomberos, se refieren al desastre (aunque aparentemente nadie se atreve a tildarlo de tal) con un desenfado (por no decir indiferencia) propio del Chino Ríos. Pocos se han cuestionado el desajuste de las pérididas millonarias, la ¿suerte? de que un cortocircuito que consigue un incendio que supera los 500°C ocurra el día con menos concurrencia, (y en el mes de las preocupaciones, justo cuando la noticia puede ser olvidada mas facilmente). Menos cómo es que un Cuerpo de Bomberos casi vecino demora 30 minutos en notar el incendio, que curiosamente, no acaba con el Ministerio ni construcciones vecinas. Me pregunto: ¿Qué clase de desastre destruye lo justo y necesario?. No hay heridos, ni rencores. Nada. Nadie escatima en gastos, y hasta ahora, la posible mejoría -estética- de la entrada a la Alameda es mas importante incluso, que el incierto destino del valioso Matta que el edificio albergaba.
Lo único claro es que éste será un año de cambios: atrás queda la imagen de un Jefe de Estado paternalista (considérese el futuro matriarcado); atrás queda también la fachada mediocre de una de las pocas obras concretadas en la Unidad Popular, fachada sucia e imponente, de un edificio a su vez clave en la Dictadura o Gobierno Militar. Atrás queda la imagen de un Pinochet triunfante sobre un podio grandioso. Atrás queda la antes morada de la Junta Militar, hoy albergue de eventos de poca monta. Atrás quedan sentimientos disidentes y vibras negativas de un lugar bilateralmente complicado.Atrás queda el Edificio Diego Portales.
7 Comments:
era re feo , pero tambien me parece que es sospechoso el incendio, gracias por su comentario en la historia de conche suma, me rei muchisimo saludos
parece que ahí incineraron a los perros de la plaza de la constitucion
NOOOOOOOOOO!!! MI HOGARRRRRRRR!!!
yo no sé quien fue, pero ese día yo ví a segurito y a forestin y a la ampolletita de chilectra curados haciendo escandalo en la Alameda.
yo no fui
Bart Simpson.
yo tengo miedo
A mi me parecía un edificio de sombras amplias. Claro era gigantezco. En verano daba gusto pasar por las veredas aledañas. Siempre me pareció un edificio llamativo y feo y hasta maloliente, aunque claramente no le sentí el olor. Yo pasaba por ahí en auto ese día junto a unos amigos y me pareció el incendio mas maravilloso que jamás se haya visto por que daba lo mismo, era como si nadie se fijara que se estaba quemando el gran armatoste que ensombrecia a casi toda la alameda.
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